Durante la pandemia de Covid-19 hubo un aumento de pacientes que desarrollaron insuficiencia renal y que ahora requieren hemodiálisis.Según un estudio realizado por investigadores de la USP (Universidad de São Paulo) y de la Escola Paulista de Medicina, en 2021, cerca del 36% de los pacientes que presentaron síntomas graves de Covid-19 desarrollan insuficiencia renal aguda (IRA).La causa no se conoce bien, pero parece ser multifactorial.Dentro de esta, la citotoxicidad del propio virus, la microangiopatía trombótica y los cambios hemodinámicos sistémicos son los principales factores.Los términos son complejos, pero el conocimiento sobre la relación causal comprobada entre la insuficiencia renal y los casos graves de Covid-19 es extremadamente importante.La pandemia ha planteado problemas que van más allá del deterioro pulmonar.La enfermedad es leve en la mayoría de los casos, pero en algunos puede ser multisistémica, compleja y afectar a cualquier órgano.En general, compromete a quienes ya tienen factores de riesgo, pero se conocen muchos casos de quienes necesitan hemodiálisis o incluso un trasplante de riñón estando completamente sanos de antemano.Sin embargo, un estudio publicado en la revista Frontiers in Physiology el año pasado mostró que el principal factor que lleva al nuevo coronavirus a afectar el sistema renal es la interacción del virus con una enzima llamada 'convertidora de angiotensina 2', responsable de permitir que el virus se replica en el cuerpo.Además, también regula la presión arterial del cuerpo humano.Cuando esta enzima entra en contacto con Sars-cov-2, puede comprometer el flujo sanguíneo y la filtración de sangre a través de los riñones, causando insuficiencia renal.Una vez identificada la insuficiencia renal es necesario un seguimiento con dos especialistas: el nefrólogo y el cirujano vascular.El primero definirá la gravedad del cuadro y la necesidad de iniciar o no hemodiálisis.La persona vascular será quien proveerá y conservará el acceso por el cual se realiza la hemodiálisis.Los pacientes con estas condiciones deben ser evaluados anualmente para la función renal y, en caso de cualquier cambio, como un aumento de la creatinina en sangre o niveles elevados de proteínas en la orina, deben ser derivados al nefrólogo.La vía más segura, con menor riesgo de reingresos y, demostrablemente, con mayor supervivencia a largo plazo, es a través de la fístula arteriovenosa.Consiste en la comunicación de una vena con una arteria, en la cual posibilita, a través de agujas, la aspiración y retorno de la sangre que será filtrada por la máquina de hemodiálisis.Este es un tema que genera muchas dudas y temores a los pacientes.Por eso, el paciente vascular necesita ser consultado, ya que se pueden romper muchos paradigmas en relación al acceso para hemodiálisis.En este escenario, es necesario destacar que los pacientes con fístulas arteriovenosas presentan una baja tasa de infección, una disminución del número de ingresos hospitalarios y, en consecuencia, una menor tasa de mortalidad.La insuficiencia renal es una enfermedad silenciosa y, en Brasil, las principales causas son la hipertensión crónica y la diabetes.Según datos de la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN) en 2019, se estima que más de 10 millones de personas tienen alguna afección renal en el país.La mayoría de las personas que identifican temprano la reducción de la función renal pueden detener o incluso revertir el empeoramiento de la función renal y vivir normalmente sin necesidad de hemodiálisis.Dr.Carlos André Vieira es especialista en cirugía vascular del Hospital Nove de JulhoGuarde mi nombre, correo electrónico y sitio web en este navegador para la próxima vez que comente.Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam.Aprenda cómo se procesan los datos de sus comentarios.Ingrese su correo electrónico para recibir nuestro boletín gratuito.Lea nuestra política de privacidadPublicado Editora Ltda.Rua Felipe Gadelha, 104 Sala 55 – Santana CEP: 02012-120 – São Paulo/SP Teléfono: (11) 3966-2000