PRUEBA: Mercedes Clase A 2018 - Periodismo del Motor

2022-07-23 07:48:15 By : Ms. Bernice Lau

Por su avanzada tecnología es la nueva referencia del segmento

En la década de los 90, Mercedes-Benz tuvo que enfrentarse a dos importantes problemas:

Como solución a estas adversidades nació la primera generación del Mercedes Clase A, un pequeño y accesible monovolumen, con innovaciones como su piso tipo sandwich, al que, desafortunadamente, se le cruzó un alce en el camino.

Quince años después llegó la tercera generación (prueba) de la mano de Gorden Wagener, a quien Daimler dio carta blanca para hacer resurgir de forma satisfactoria el modelo de cinco puertas. La ‘nueva formula’ del diseñador alemán, carrocería compacta y diseño realmente atractivo, fueron las características necesarias para ganarse a miles de jóvenes… y no tan jóvenes.

Ahora llega el coche de la prueba, el Mercedes Clase A 2018, con la fórmula mejorada para ser, sin lugar a dudas, la referencia del segmento. Sí, su diseño exterior es continuista, pero ciertos toques sutiles -algunos de ellos mejoran la visibilidad y la resistencia aerodinámica- y algunas modificaciones más profundas -como sus afiladísimos faros o los grupos ópticos traseros partidos-, hacen que esta cuarta generación se modernice y sea aún más cautivadora.

Las que se han visto modificadas, para beneficio de los pasajeros, son sus cotas. El nuevo Mercedes Clase A tiene una longitud de 4.419 mm, una anchura de 1.796, una altura de 1.440 y una batalla de 2.729 mm, con lo que ahora es más largo (+120 mm), ancho (+16), alto (+6) y tiene mayor distancia entre ejes (+30). El maletero también ha crecido y ahora suma 370 litros (+29 l). Además de un mayor hueco para colocar la carga, también ofrece un piso con una más longitud (11,5 cm) y una boca bastante baja y amplia -gracias a los pilotos divididos aumenta 200 mm-, facilitando la acción de introducir objetos pesados. Lo que no varían son sus formas regulares, que supone una gran ayuda a la hora de colocar diferentes bultos.

El interior del nuevo Clase A ofrece un espacio más amplio

Gracias a sus nuevas dimensiones, el Mercedes Clase A 2018 de la prueba brinda mayor espacio a los pasajeros de las dos filas. Según la compañía alemana, el conductor y el acompañante han ganado +9 mm, +35 mm y +7 mm en la altura de los hombros, codos y cabeza, respectivamente, mientras que los de las plazas traseras, +22 mm, +36 mm y +8 mm. Lo cierto es que se nota un mayor desahogo, mejorando uno de los handicaps de la anterior generación. Con el 1,78 de altura que me han dado mis padres, acomodado en las banquetas posteriores gozo de un gran espacio para las piernas y de unos cinco dedos hasta rozar con el techo. Buen trabajo.

Y es el interior es donde se halla la revolución, no por el espacio a bordo, que también merece ser mencionado, sino por su diseño y la tecnología que incorpora. Presenta unos trazos y una destacada calidad percibida que le encumbran a lo más alto de su competido segmento; lástima que algunos materiales sean mejorables, como los de los mandos de los elevalunas, los de la palanca del cambio -colocada en el columna del volante, como buen Mercedes- o las levas. Los difusores de ventilación iluminados en forma de turbinas son excepcionales, pero el summum son sus dos pantallas fundidas en una misma cubierta de cristal.

De serie son las de 7 pulgadas (17,78 cm), aunque previo paso por caja se pueden montar unas de 10,25 pulgadas (26 cm). La de la izquierda hace la función de cuadro de instrumentos, que por su naturaleza consigue suprimir la típica visera, mientras que la de la derecha ofrece la información del sistema multimedia MBUX. Ambas pueden ser controladas mediante los botones de control táctil del volante deportivo de sensacional diseño. Asimismo, la de la izquierda también ejecuta las directrices que se le dan desde el nuevo touch pad de la consola, elemento que sorprende por su tacto, rapidez y precisión; y desde la misma pantalla -por primera vez es táctil-, algo que agradezco sobremanera.

La novedad más importante que incorpora el coche de la prueba, el Mercedes Clase A 2018, es el MBUX. Este avanzado sistema de infoentretenimiento no solo es capaz de informar en tiempo real sobre el tráfico o las condiciones meteorológicas, entre otros tantos aspectos, también ejecuta muchos y diferentes comandos. Con solo decir “Hola Mercedes”, el sistema se activa y puede efectuar acciones mediante las más variadas indicaciones: “Encender la calefacción del asiento del copiloto”, “Subir las ventanillas”… Pero lo más sorprendente es que este mando fónico inteligente también responde ante órdenes naturales como: “Tengo calor”, con lo que bajará la temperatura del sistema de climatización; “¿Hace falta usar gafas de sol en Madrid?”, ofreciendo tras ella el parte meteorológico de la ciudad; “Tengo hambre”, indicando los lugares más apropiados en los que podemos comer; o “Quiero ir a la playa más cercana que haga sol”. Inteligencia Artificial al poder.

El MBUX, que puede ser el equipamiento decisivo en la compra, puesto que la competencia carece de ello, también sorprende por la calidad de sus gráficos. No es para menos, puesto que ha sido desarrollado por la prestigiosa empresa NVIDIA. Permite hacer renderizaciones en tres dimensiones o personalizarlo como ningún otro Mercedes. Disponemos de hasta ocho usuarios con quince configuraciones diferentes en las que se puede modificar los parámetros del motor, el cambio, la dirección, la luz o el tipo de música favorita -también se puede hacer desde el móvil con el sistema Mercedes me-.

PRUEBA: Lexus CT200h F-Sport 2018

Para la prueba he contado con el Mercedes A200 2018. Hasta la llegada del A 250 es la versión de gasolina más potente de la gama, que es completada por la variante diésel, el A 180, con motor de cuatro cilindros, 1,5 litros y 116 CV. El A200 también es un cuatro en línea, pero de 1.332 cc y 163 CV. Respecto al anterior propulsor ha decrecido en cubicaje, pero no por ello en prestaciones. Ofrece un rendimiento muy bueno y una entrega bastante lineal, aunque es cierto a partir de las 3.000 rpm su empuje es mayor. Como también mayor es el ruido que genera, más evidente, porque por debajo de ese rango destaca por su baja rumorosidad y lo bien insonorizado que está. Además, el conductor tiene para su uso y disfrute 250 Nm de par máximo desde solo 1.620 rpm y hasta las 4.000, por lo que los adelantamientos son superados sin ningún tipo de problema. Y más con el cambio automático de doble embrague 7G-DCT -también existe una manual de seis velocidades-, que realiza las transiciones de marcha de forma rápida y, sorprendentemente, sin tirones a baja velocidad.

Acompaña una dirección precisa y de resistencia variable gracias a los diferentes modos de conducción (Individual, Eco, Comfort, Sport) y una suspensión que tiene un excelente equilibrio entre deportividad y comodidad. Mantiene firme la carrocería en los virajes sin acusar las irregularidades de la calzada. Influye que la del eje trasero sea multibrazo, de serie en el A250 4Matic o en los Mercedes Clase A 2018 como el de la prueba que equipan el tren de rodaje con amortiguación activa regulable.

El precio del nuevo Clase A parte de 31.400 euros, cifra que hay que pagar por la versión de la prueba, pero con cambio manual. Con el 7G-DCT se pone en 33.650 euros. Si optas por la versión diésel, la cantidad a desembolsar es algo menor: 32.700 euros. ¿Caro? Ajustado diría yo si tenemos en cuenta que equipa de serie cámara de visión trasera, sistema MBUX con preinstalación para navegador, touchpad, acabado Progressive, climatizador THERMOTRONIC, faros LED High Performace, detector activo de cambio de carril, indicador de la velocidad límite, asistente de frenado activo y una generosa estrella en su parte frontal. Y que ser la referencia en el segmento cuesta lo suyo…

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